domingo, marzo 18, 2007

Avatares de una prensa kafkaiana

Un acercamiento a lo que fue y será la prensa peruana en los próximos años.

Aunque existen algunas excepciones a la regla, en el Perú la prensa ha pasado por serias metamorfosis hasta convertirse en el variopinto panorama que conocemos hoy. Desde la prensa chicha que adorna los quioscos mezclando vedettes con imágenes sangrientas, hasta la revista de crónica Etiqueta Negra, uno de los productos peruanos de mayor acogida en el resto del mundo.
Es conocido que no existe un medio de comunicación propiamente dicho “puro”. Todos los medios se rigen por determinados intereses. Es harto conocido que los diarios chicha sirvieron como “tapadera” o “cortina de humo” al gobierno fujimorista. Todos recuerdan los clásicos avistamientos de OVNIS divulgados por el canal dos o la prensa sensacionalista, que hoy sabemos fue producto de una campaña spicosocial para distraer la atención pública de lo que realmente ocurría en el país.
Con dichos antecedentes, cuesta imaginar lo que le espera al periodismo nacional a partir de ahora. Si bien diera la impresión de que los trágicos años ochentas han regresado, como en una mala versión de “Volver al futuro”, con el APRA en el gobierno y el aparente regreso de un terrorismo -o narcoterrorismo- en la selva, habría que evitar el engaño de que vivimos en una suerte de feliz democracia mientras los medios de comunicación siguen siendo controlados por los grandes magnates de la industria de la información.
En una época donde la noticia vale oro es necesario recordar cómo cayó el antiguo régimen fujimorista: a través de los medios de comunicación. El día en que se mostró el video Kouri-Montesinos, ya había una copia del video en el switcher en algún conocido canal de oposición, como medida de emergencia por si cortaban la luz en plena rueda de prensa.
Solo si somos conscientes de que así como no existe un gobierno limpio tampoco existe un medio de comunicación limpio, seremos capaces de comprender por qué el periodismo es llamado el Cuarto Poder del Estado. La prensa condiciona la opinión pública, es capaz de manipularla. No hay controversia importante que no pase por los ojos inquisidores de la prensa.
Por eso es necesario un periodismo libre de ataduras y de mordazas, que no se case con ninguna tendencia política, que sea la voz del pueblo en sus diferentes distinciones y que haga un papel mediador entre pueblo y estado. Sería inmoral volver al tipo de periodismo que tuvimos hace solamente una década.
Con la caía del gobierno fujimorista creo recordar ciertos cambios que ha sufrido la prensa peruana. El periódico “El comercio” se volvió un bodoque indigerible y dio paso a otros periódicos llamados “periódicos chicos”, como Perú 21 y Correo. La prensa chicha pareció por un momento desaparecer, hasta que salió El Trome -una suerte de diario chicha Light- y el clásico El Chino pasó a ser una suerte de pasquín porno. Por otro lado, la revista Etiqueta Negra dio sus primeros frutos hace ya cinco años y rápidamente se volvió una revista peruana de calidad, comparable sólo con las grandes revistas de entretenimiento y crónica, publicando a escritores de carácter internacional y volviéndose el ejemplo a seguir de muchas publicaciones.
En televisión tenemos a Cecilia Valenzuela con ciertos informes que pueden ser incendiarios, a Rosa María Palacios con su Prensa Libre, a Jaime Bayly cada vez más caricaturesco y más Light, y finalmente los programas noticiosos matutinos y nocturnos, que suelen caer en desgracia y pasan desapercibidos muchas veces a los ojos de un público, harto de noticias tristes e intrascendentes: “Se encuentra descuartizado a un cambista en Comas”, “Mujer muere asfixiada en un Hostal en la Victoria”.
¿Cuál será el futuro de la prensa peruana en los próximos años? Imposible saberlo con certeza. Lo cierto es que la metamorfosis sigue avanzando y el Perú pronto estará inmerso en un soporte de comunicación más avanzado que no conoce -el informático-, por lo que estaremos cada vez más lejos de la realidad. Así los medios de comunicación dependerán de un pequeño grupo de periodistas que, con suerte, deberán ser imparciales e independientes, ajenos acaso a una posición política actual.


3/05/07
Pedro Casusol Tapia